martes, 1 de diciembre de 2015

El teatro no está de moda

   El avaro, Un enemigo del pueblo, Historia de una escalera, La tetera, Don Juan Tenorio, Muerte de un viajante, Vamos a contar mentiras, Hamlet, El mercader de Venecia, Las brujas de Salem, Todos eran mis hijos, Usted puede ser un asesino, Doce hombres sin piedad y muchas otras más adaptaciones de teatro, hicieron de Estudio 1 uno de los grandes espacios de la única televisión en aquellos primeros años setenta. A través de la pequeña pantalla descubrimos a actorazos/as que cuando hacían cine parecían peores. ¿Cómo no recordar a José Bódalo, Aurora Redondo, Pablo Sanz (al cual tuve la fortuna de entrevistar en Villafranca para el semanario Bierzo-7, Julia, Irene y Emilio Gutiérrez Caba, José María Rodero, Jesús Puente, María Luisa Merlo, Héctor Alterio, Pedro Osinaga, Fernando Delgado, María Luisa Ponte, Ismael Merlo, Marisa Paredes, Juan Diego, y tantos y tantas maestras/os de la declamación? Yo disfrutaba con cada puesta en escena, incitándome a la lectura de autores como Buero Vallejo, Alejandro Casona, Jardiel Poncela, Benavente, etc. Era un gustazo sentarse a la noche delante de la pantalla porque uno sabía que lo que iba a ver en las dos próximas horas no le iba a defraudar para nada. Pasaron los años y el teatro televisivo empezó a dejar de verse, muy particularmente con el nacimiento de las televisiones privadas, a pesar de intentos esporádicos por recuperar las adaptaciones de otras obras. Fue así como pudimos ver Un enemigo del pueblo, La taberna fantástica, Urtain, Bajarse al moro, Yo me bajo en la próxima, ¿y usted? El mar y el tiempo, Casa de muñecas, Madrugada, Hoy es fiesta, El cianuro, ¿solo o con leche?, y algunas más. Desde hace 4 años nada de nada, el teatro ha pasado a engrosar el baúl de los archivos.

  Posiblemente, hoy el teatro haya dejado de atraer a la mayoría del personal, más interesado en consumir televisión intrascendente, prefiriendo deglutir programas de fácil digestión y que deambulan entre la mediocridad y el conformismo. Indudablemente los gustos de ahora no son los de 1972, cuando nació Estudio 1, pero no es menos cierto que la gente termina por acostumbrarse a los programas que decidan emitir quienes diseñan la programación. Si los potenciales espectadores (sin ser una mayoría los hay) de teatro han desaparecido, en buena medida se debe a la escasa oferta de las distintas cadenas. TVE, que es una cadena pública, o sea, financiada con el dinero de todos los españoles, debería de olvidarse del share de audiencia y prestar más atención a la cultura en general. La 2 de televisión es un canal donde podría encajar perfectamente una alternativa teatral y así recuperar aquel programa casi mítico, ya que los contenidos creativos y más bien para minorías que se emiten, encajan con las características del teatro.

  Quiero reivindicar desde aquí la  importancia que tiene el género dramático, y por tanto la obligación que el ente público tiene de cuidar la calidad de sus emisiones, además de velar por el arte y la cultura. Espero y deseo que sea quien sea el ganador de las próximas elecciones recupere algo tan nuestro como es el teatro televisivo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario