sábado, 30 de julio de 2016

BANDA CON MAYUSCULAS

  El inicio de Elisabeth, con la cual dio comienzo la 2ª parte del concierto de ayer en la Sala Multifuncional de Canal Salat, revela con satisfacción la categoría de todos los integrantes de la Banda y de su maestro Joan Mesquida. La adaptación de la pieza de Johan de Meig pone al descubierto el trabajo meticuloso del director para transmitir a los miembros del grupo lo que realmente pretende, y a fe que lo consigue sobradamente. Huyendo de cualquier estereotipo afín a lo que conocemos por el trabajo musical de una banda en su acepción más clásica, o sea, música con límites, encorsetada, ramplona a veces, Mesquida juega con distintos tipos de música y la versatilidad que le da la atracción por los distintos ritmos que pueden utilizarse, uniendo sapiencia y buen gusto, lo cual le permite alcanzar la excelencia en determinados pasajes de una pieza. Y lo más grato de todo es que la mayoría de los ejecutantes son muy jóvenes (a algunos los he visto crecer desde que apenas podían sujetar el instrumento en sus manos), con un margen de superación difícil de cuantificar.

  Excelencia puesta de manifiesto en cortes como el Catch me if you can o Pequeña Czarda del genial Pedro Iturralde, para acompañar a la gran estrella de la noche, el fantástico saxofonista local Xavier Larsson. El de ciutadella hizo las delicias del abundante público asistente, especialmente al interpretar Sax pack, pieza compuesta por Otto M. Schwartz para lucimiento y despliegue en técnica interpretativa del saxofonista de turno con un nivel de calidad indispensable.

  La velada musical, no podía ser de otra manera, incluyó el imprescindible tributo a las Big Bands americanas a través del  gran Glenn Miller. Sin duda el público agradeció el guiño, pues las piezas (In the mood, Tuxedo Junction o la celebérrima Moonlight serenade) les son sobradamente conocidas y el swing años 30 hace buen maridaje.

  El concert d'Estiu concluyó con A tribute to Harry James, seguido nada menos que por 4 bises que reclamaron con tenacidad los asistentes. Con pasodoble repetido (algo más cercano a una banda convencional) y la repetición del Tribute concluyó la genial velada.

  Mi más sincera enhorabuena a todo el grupo de músicos. Y la advertencia a Ciutadella, por si alguien lo duda, de que aquí tenemos una banda como la copa de un pino y que debemos mimarla siempre.