miércoles, 2 de febrero de 2022

Pupilas de escarcha

 

<<Estás ahí, en la sala de los abuelos, sentada sobre la alfombra con las piernas cruzadas; el sol de la tarde se cuela por la puerta acristalada abierta que da al jardín; te sientes muy feliz, aunque tú no sepas expresarlo.>>


  De esta manera da inicio Ana María Campelo a su primera novela, Pupilas de escarcha. Un inicio brillante  para la historia paralela de Nadia. Por cierto, un magnífico recurso el de rastrear en el pasado de la protagonista, algo que da solidez y sentido a toda la estructura de la trama. Y además con el refuerzo de estar narrada en segunda persona, algo no tan frecuente.


  El territorio donde se desarrolla la otra historia, la principal <<En una villa de la Ruta Jacobea...>> delata la atracción de la villafranquina por su terruño, aunque la acción violenta nos dé repelús a sus paisanos si tratamos de situar el lugar exacto de la agresión sufrida por Nadia.


  Nadia no es villafranquina, pero como si lo fuera. Cosmopolita del mundo, vive una especie de retiro tratando de coser los jirones de su vida azarosa. Es una mujer de posibles, y ahí afuera siempre hay alguien al acecho para apoderarse de los bienes ajenos. Un médico ambicioso que trabaja en el Hospital de la Reina de Ponferrada, ve la oportunidad de engrosar su pecunio. Entonces pone en marcha todos los mecanismos a su disposición para... Pero mejor no avanzar en el argumento, pues esta novela merece ser leída y disfrutada como yo lo he hecho.


  

 Mi más sincera enhorabuena por esta historia apasionante. Se aprecia que detrás de la trama hay una planificación ideal, una estructura narrativa muy bien labrada y, a partir de un conflicto que puede parecer sencillo (nada rocambolesco, gracias a Dios), todas las piezas del puzle encajan correctamente a la conclusión del libro. Y eso a pesar del arranque de la historia paralela que se inicia en Junio de 1985, porque con lo que le sucede a la niña Nadia, mi paisana Ana María ha tratado de despistar a sus lectores -al menos a mí-, no sé si de manera deliberada o no a la hora de señalar a alguno de los sospechosos como el autor material. Sea de una u otra manera, reitero, esta novela merece ser leída.

  Gracias Ana María por tu novela, la he disfrutado muchísimo.