sábado, 27 de junio de 2015

Pedro Páramo o la ensoñación del limbo


  Pedro Páramo: ¿Es la culminación ambiciosa de una mente privilegiada, la quedada de un escritor juguetón, o simplemente es una ensoñación diferente del limbo? Cualquiera que la haya leído podría muy bien etiquetarla de cualquiera de las maneras, también como novela que no hay por donde agarrarla. Indudablemente requiere de una atención muy especial por parte del lector, de lo contrario la aventura de leerla puede volverse tediosa y contraproducente. 

  Admito que la acabo de leer por primera vez a pesar de la fama, también de las críticas encomiables y  unánimes que la anteceden desde su aparición en 1955. Como ocurre con otras novelas escritas en la otra orilla, como Rayuela, por ejemplo, no es una obra fácil, y eso a pesar de no superar el centenar de páginas. El lector ha de estar concentrado en todo cuanto se dice, en el desfile incontable de personajes, en los tiempos (presente, pasado o difuso) y hasta en los espacios por donde discurre la acción o inacción, especialmente en ese espacio único llamado Comala, y que podría ser perfectamente un trasunto terrenal del Purgatorio. Confieso que me costó acomodarme al ambiente tan singular que se respira y a la forma originalísima de contar la novela, o casi habría que decir diversos cuentos o piezas que se entrelazan magistralmente por la sapiencia del mexicano Juan Rulfo.

   En todo caso no deja de ser algo así como el viaje iniciático de Juan Preciado que busca en recónditos espacios a su padre Pedro Páramo, tras una promesa hecha a su madre en el lecho de muerte. El encuentro con Comala y sus gentes es una experiencia única, contradictoria, succionadora de su propio ser, porque ese territorio en lo más profundo de México es disforme, umbroso, atormentado; un escenario acorde para un sepelio permanente donde sus moradores o almas en pena dicen la suya; o el territorio donde giran las frases, los susurros, los silencios, hasta volverlo imaginable, abarcable.

  En cierto modo esta novela breve es la que sitúa el punto de inflexión del fenómeno posterior llamado Realismo Mágico, que con posterioridad desembocaría en el boom de la literatura sudamericana. Su autor, Juan Rulfo, la escribió entre abril y septiembre de 1955, siendo, es curioso, su única incursión en el género. Es junto a El llano en llamas su obra más célebre, si bien aquélla supera a ésta en su valor y ambición literaria. La obra está traducida a más de 30 idiomas. Autores tan reconocidos como Carlos Fuentes, Borges, García Márquez o Julio Cortázar, se declaran deudores de esta obra, e incluso, alguno de ellos, admite que su obra escrita no hubiera sido la misma de no haber leído antes Pedro Páramo. En mi opinión no se puede desechar una segunda lectura que en cualquier caso confirma la brillantez de la obra. Muy recomendable su lectura para mitigar los rigores invernales y para entender otras formas más heterodoxas de narrar. 



 





miércoles, 3 de junio de 2015

Presentación Adagio 123

  El próximo día 12 a las 20:30 horas en el Espai Sant Josep de Ciutadella presento mi novela Adagio 123. Intervendremos Paulí Amorós y yo. Al finalizar procederé a la habitual firma de ejemplares. Os espero.