viernes, 27 de enero de 2017
jueves, 19 de enero de 2017
El Sur (14)
En 2017 publicaba esta entrada sobre una de las 10 ó 12 mejores películas españolas de los últimos sesenta años. El Sur se emite hoy en Classics en el Canal Trece a las 22:00 horas, y en mi opinión, ningún cinéfilo debería de perdérsela si aún no la ha visto.
La secuencia inicial de la Película marca sin titubeos la atmósfera intimista y contenida que impregna los 93 minutos de metraje, a la vez de enfrentar al espectador ante unos sucesos conmovedores y al margen de los límites del tiempo, a pesar de que la historia tenga su punto de partida en el otoño de 1957. El Sur es un prodigio desde cualquier punto de vista, a pesar de tratarse de una obra inacabada en opinión de su director Víctor Erice. La voz en off (ya de adolescente) de Estrella, la niña protagonista de la historia, es un acierto clamoroso, como lo es también la fotografía desvaída, tímida, por parte de José Luis Alcaine, que nos invita a disfrutar de cada plano desde la compasión y el recogimiento. Sin olvidar otro de los grandes hallazgos narrativos: la quietud y silencios clamorosos que impregnan al film de un definitorio tono de amargura no exento de una esperanza que puede traer la redención: El Sur.
Porque El Sur no es otra cosa sino un flashback a partir del suicidio de Agustín, el padre de Estrella. Desde el inicio hasta bien pasada la primera parte de la cinta, las escenas solo son fruto de la memoria de una niña y un tiempo, que no siempre coinciden con las explicaciones en off de la niña ya adolescente. Y esa niña, a través de su memoria selectiva, nos acerca secuencias prodigiosas para compartir con los cinéfilos, de gran intensidad evocadora, como la de su escondite debajo de la cama, o el pasodoble del Gran Hotel siendo ya adolescente. Aunque tal vez estas imágenes pierdan parte de su impacto al visualizarlas por separado.
En cierto modo El Sur aborda la relación paterno-filial desde la perspectiva de una hija, cuando al padre se le adora con la misma intensidad que a un ídolo, y todavía no se tiene la edad suficiente para valorar esa relación con la distancia y sensatez que dejan el poso de los años. De ahí que la película destile magia desde el primer minuto. Y El Sur es ese territorio apenas intuido, una ilusión o metáfora en donde podría desbocarse la alegría, una esquina en los confines donde no hay espacio para la tristeza.
La segunda película del vasco tras su clamoroso éxito con El espíritu de la Colmena, tenía previsto un rodaje de 83 días siguiendo un guión extenso a partir de la novela homónima de Adelaida García Morales (su pareja de aquel entonces). Por problemas de financiación (costó 83 millones de pesetas en 1983) la cinta se acabó en menos de 50 días. La decisión adoptada por el imprescindible Elías Kerejeta, se convirtió finalmente en un acierto, pues estaba prevista una segunda parte a partir del viaje de Estrella a Carmona con el propósito de descubrir El Sur y todo cuanto escondía con respecto a su padre. El acierto viene avalado por los premios en los festivales de Sao Paulo, de Chicago, de Burdeos, o de Cannes, donde no llegó a ganar aunque estuvo nominada; de la revista Fotogramas, Guía del Ocio que también le dio el premio al mejor director, etc.
El Sur, es, sin ninguna duda, una de las películas imperecederas de nuestro cine que merece más de un visionado, al menos por parte de quienes gozan/padecen de una extrema sensibilidad.
sábado, 7 de enero de 2017
El reino de este mundo
En 1949, cuando se publica El reino de este mundo, Alejo Carpentier tiene 45 años. Nacido en 1904 en Lausana, era hijo de padre francés y madre rusa, lo cual no ha sido impedimento alguno para considerarle escritor cubano por los cuatro costados.
Los antecedentes de esta, una de sus mejores novelas sino la principal, se remontan a un viaje que Carpentier realizó en 1943 a la isla de Haití. Antes se había empapado del surrealismo europeo, además de admirar su arte barroco en todo su esplendor. Así que al pisar suelo haitiano, aquellos conocimientos adquiridos en el Viejo Continente, se transformaron/fusionaron con la realidad de un país tan cercano geográficamente a Cuba y a la vez tan desconocido. Carpentier se empapa de la cultura, la tradición y la historia del país, aflorando en su mente una nueva forma de entender, de asumir la realidad impensada; es así como inaugura un nuevo estilo narrativo denominado real maravilloso o realismo mítico, que sin ser exactamente lo mismo que el célebre realismo mágico, entronca de algún modo con algunos de sus cánones. Carpentier se deja atrapar por el sincretismo cultural y religioso -asiste a ceremonias vudús-, y al fin entrelaza la realidad y los sueños, la razón y lo imaginado, la vida y la muerte, y todo ello lo adereza con esa pasión por lo barroco.
Maravilloso implica sentido de sorpresa frente a lo inusual e inesperado. Eso sucede a lo largo de sus más de 150 páginas. "El culo del mundo", es en el siglo XVIII una nación pobre de solemnidad, como lo es ahora. Predomina una población negra y prácticamente esclavizada que ahonda sus raíces en la tradición africana, de donde procede mayoritariamente; y una minoría de blancos que tiene el poder y las tierras. Es en esos años finales cuando la mayoría negra pone en marcha la revolución que al fin liquidará la primacía blanca. En ese espacio geográfico de miseria, analfabetismo y supersticiones, Alejo Carpentier pondrá a su protagonista, un esclavo negro capacitado para la doma de potros y que atiende por el nombre de Ti Noél, a recorrer un territorio de guerra y desamparo, pero también un espacio donde puede aflorar y de hecho lo hace, lo más sorprendente de la mano de personajes históricos como el emperador negro Henri Christophe, o el héroe y líder de la revolución Francois Mackandal.
Fallecido en París en 1980, y galardonado tres años antes con el premio Cervantes, Carpentier nos deja para la posteridad una novela no demasiado extensa que se lee con todo interés.
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