lunes, 29 de noviembre de 2021

Presentación del libro Valencia C.F., 100 años, 2 meses y 7 días después

 

El pasado jueves día 25, presentaba en la Agrupación de Peñas del Valencia C.F., mi obra Valencia C.F., 100 años, 2 meses y 7 días después. El libro estaba destinado a ser presentado mucho antes, en los primeros meses del año pasado, pero la Covid-19 se cruzó en el camino desbaratando cualquier intento de ser mostrado en sociedad. Afortunadamente, y aprovechando que la Agrupación volvía a organizar un acto/cena prepartido después de 21 meses sin hacerlo (el último se había producido en febrero de 2020, antes del confinamiento), tuve la inmensa fortuna de dar a conocerlo a todos los peñistas que se congregaron en la nueva sede sita en C/Islas Canarias, 20, bajos.  



 El libro es un minucioso recorrido por la historia del Valencia C.F., pero única y exclusivamente a través de estadísticas y/o datos numéricos, algo que hasta ahora no se había hecho con tanta profusión. En el acto estuve arropado por Fede Sagreras, presidente de la Agrupación, y por el ex jugador che Robert Fernández.   


Enlace página web Agrupación de Peñas (con más fotos del acto)





                                          


miércoles, 17 de noviembre de 2021

Led Zeppelin IV

Cuando los miembros de Led Zeppelin renunciaron a poner título o a escribir sobre la portada cualquier palabra o signo que los identificase -algo al alcance de muy pocos en el universo rock al inicio de los años setenta-, los británicos jamás imaginaron que tras la imagen incongruente de un anciano portando un fardo, no solo se escondía la foto más actual de un edificio (contraportada), sino que en su envoltorio reposaba su obra definitiva, la que los iba a consagrar como la banda de hard rock más grande e influyente de todos los tiempos, o cuando menos de la década.


  Realmente el disco carece de título, sin embargo, por aquello de dar continuidad a sus trabajos precedentes, todos numerados, la crítica y el público decidieron nombrarlo como Led Zeppelin IV, si bien, con menos aceptación, también se le conoce como Zoso, El ermitaño, Los cuatro símbolos (Cada uno de sus miembros tenía uno). La decisión, según Jimmy Page, se tomó tras las críticas recibidas por su trabajo anterior, Led Zeppelin III. Una buena parte de la crítica especializada y miles de sus seguidores, no terminaron de asimilar el giro parcial hacia una música más pausada con reminiscencias folk. Querían a toda costa la continuidad, o sea: hacer un Led Zeppelin II mejorado, si eso era posible.


   

    ¿Y por qué es, en mi opinión, el mejor disco de 1971?, entre otras cosas por temas como When the levee breaks. Este corte hipnótico que te obliga a seguirlo obediente y que lo cierra de manera atronadora, se cimenta sobre la batería del gran Bonham. Para la grabación en Headley Grange (foto), Andy Johns, el ingeniero, dispuso una batería nueva en medio del salón de la planta baja, colocando sendos micrófonos en la escalera; luego, en la unidad móvil, comprimió la grabación en dos canales y le añadió eco. El sonido sampleado ha sido imitado infinidad de veces, pero sin el resultado logrado por Bonzo. Pero hay muchas más sorpresas de variedad inimaginada, como The battle of evermore, corte con reminiscencias celtas y donde Robert Plant canta junto a Sandy Denny (vocalista de Fairport Convention) una melodía a dos voces. La buena de Sandy -fallecida en 1978 tras una caída en su casa- casi se queda ronca al intentar llegar a las mismas notas que Robert Plant. Y qué decir de temas como Black dog o Rock and roll, pura energia para mayor gloria de Robert Plant, considerado por aquel tiempo el mejor vocalista de rock. Riffs imposibles de olvidar que se clavan incisivos en el cerebro como si fueran objetos punzantes. Mientras Black dog es un corte adrenalítico con ritmo mutilado y letra con doble sentido, Rock and roll es una explosión en todos los sentidos, con Plant alcanzando notas altísimas. Durante algunos años abriría cada uno de sus conciertos en vivo. Y por supuesto Going to California, una delicia de melodía con doble homenaje a Joni Mitchell y a su Estado favorito. Con John Paul Jones a la mandolina y Jimmy Page a las guitarras, se convierten en perfectos acompañantes para la voz inconfundible de Plant. Pero es indudable que este álbum no sería lo mismo sin la piedra angular, sin el himno tarareado por millones de fans, sin la escalera que los llevaría a la inmortalidad. El tema más pinchado a lo largo de la historia por las distintas cadenas radiofónicas, serviría para convertir a Jimmy Page en un dios de la guitarra si aún no lo era. Eso sí, con sus aristas, su otra cara más oscura, como la polémica que aún se genera cuando se comenta de sus mensaje satánico si se invierte el giro del disco, o que se compusiera a partir de las notas introductorias del tema Taurus de Spirit. Sea cierto o meras elucubraciones, Stairway to heaven es un tema intemporal, eterno, la perfeccion -si existe- al componer e interpretarlo. Una canción, como han confesado muchos de sus seguidores, para llevarse a una isla desierta. Lo definitivo.



  No cabe ninguna duda de que, a pesar de todo el misterio que rodea a esta obra maestra conocida como Led Zeppelin IV, desde la portada con mil y una interpretaciones, la ausencia de cualquier tipo de pista sobre el título; el aislamiento buscado lejos del mundanal ruido y sin saber si aquello iba a funcionar, o sea, su estancia  de unos tres meses en la casa de Headley Grange -allí también llegaron a trabajar los inegrantes de Genesis- se convertiría en el encierro más fructífero de su carrera. Ha pasado medio siglo desde su aparición, pero sigue sonando tan fresco como entonces, cuando los jóvenes de medio mundo enloquecieron con aquel nuevo parto de Led Zeppelin.