lunes, 4 de abril de 2016

El túnel

  La novela El túnel, publicada en 1948, no deja de ser en cierto modo un ensayo previo a la redacción de su obra más ambiciosa, Sobre héroes y tumbas, aparecida 13 años después. Y aún siendo así, la primera trasciende por darle al texto una agilidad inusitada, a pesar de tratarse de una confidencia: esa aceptación por parte de Juan Pablo Castel de ser el asesino de María Iribarne, la única admiradora que se ha sumergido de veras en su exposición, descubriendo a través de un ventanuco en uno de los cuadros, la verdadera idiosincrasia o significado de su pintura. El desafío de Sábato es de campanillas teniendo en cuenta que desde el primer párrafo al protagonista lo proclama criminal, y que en el resto de páginas no hay espacio para intrigas o suspenses policiales, tan del agrado de los lectores. Entonces, ¿por qué la maestría de esta novela breve y su éxito a nivel mundial? El argentino no ha hecho otra cosa que meterse a fondo en la piel del protagonista, respirar como lo haría una persona fuera de lo común en el peor sentido, y sondear en esa psiquis traumatizada.

  Juan Pablo Castel es un hombre solitario, traumatizado y casi casi misántropo; se siente un incomprendido que desprecia a los críticos de su pintura, a pesar de ensalzarlo. Entonces descubre a una bella mujer por la que se interesa de inmediato, a pesar de su timidez. Cree que puede ser la última esperanza de amar y se aferra a ella como si se tratara de un salvavidas, porque también intuye que ella, María Iribarne, es su alma gemela, alguien que sí es capaz de entender la trascendencia de su talento. Castel intuye primero y cree más tarde, que ambos piensan lo mismo y por ello pudieran ser dos miembros de un mismo ente, hasta que por fin, así lo cree, se percata de que él y María transita por túneles paralelos que nunca llegan a confluir.

  A través de la exploración profunda dentro de una mente perturbada, Sábato dibuja con precisión analítica, textos memorables que destilan pesimismo y el aprendizaje de la destrucción. De manera que esta obra nos puede dar muchas pautas para entender lo que hoy se da en llamar violencia de género.

  Como ocurre en Sobre héroes y tumbas, Sábato explora de manera más tenue el mundo de la ceguera a través de Allende, el marido de María Iribarne. Como también las posibilidades inmensas que da el territorio infinito que es Buenos Aires, una ciudad donde todo es posible. Y por supuesto vuelve a jugar de manera intencionada con el universo femenino, dotándolo de una supuesta ambivalencia que provoca en el género masculino acciones poco sensatas.

  Esta novela que acabo de releer tras muchos años, es una verdadera obra maestra que bebe de la fuente del existencialismo, y que mereció de muchos de sus más reconocidos representantes, elogios unánimes.