viernes, 17 de abril de 2020

Papillon (1969)

LOS LIBROS DEL CONFINAMIENTO (3)


       PRIMER CUADERNO: EL CAMINO DE LA PODREDUMBRE (AUDIENCIA DE LO CRIMINAL)


      <<La bofetada fue tan fuerte, que solo he podido recobrarme de ella al cabo de trece años. En efecto, no era un guantazo corriente, y, para sacudírmelo, se habían juntado muchas personas.


  >Estamos a 26 de octubre de 1931. A las ocho de la mañana, me sacan de la celda que ocupo en la Conciergerie desde hace un año. Voy recién afeitado, bien vestido; mi traje impecablemente cortado me da un aspecto elegante; camisa blanca y corbata de lazo de color azul claro, que da la última pincelada al conjunto.


  >Tengo veinticinco años y aparento veinte.  Los gendarmes , un poco frenados por mi aspecto de gentleman, me tratan con cortesía. Hasta me han quitado las esposas. Estamos los seis, cinco gendarmes y yo, sentados en dos bancos en una sala desmantelada. Fuera, la luz es gris. Frente a nosotros, una puerta que debe comunicar, seguramente, con la sala de audiencia, pues estamos en el Palacio de Justicia del Sena, en París>>.


   Así se inicia el libro Papillon, o lo que es lo mismo, la vida de Henri Cherrière recluido en el presidio de Cayena de la Isla del Diablo, en la Guayana Francesa. Papillon (Mariposa) fue condenado en régimen extremo de trabajos forzados por un crimen que nunca llegó a cometer. El hilo argumental gira en torno a las durísimas condiciones de supervivencia de los presos, al tiempo que lanza un grito de denuncia por la ausencia de cualquier tipo de humanidad. Al tiempo es un canto de esperanza en el futuro si finalmente logra salir vivo de aquella especie de infierno terrenal. A lo largo de las más de 300 páginas de la novela, Henri Charrière va proyectando su fuga, algo que finalmente conseguirá más de 10 años después de su encierro. 28 años más tarde, salió a la luz este superventas que tuvo su continuidad con la publicación de Banco. Para su desgracia, Henri Cherrière falleció al poco de obtener el reconocimiento mundial, a la edad de 66 años. No obstante, y aunque algunos especialistas pongan en entredicho la verosimilitud de la historia, para  mí, su lectura -mientras hacía el Servicio Militar-, supuso una auténtica gozada, y puede ser que cierta comprensión y empatía con alguien que había sufrido lo indecible sin merecerlo.


    Este libro es un estupendo ejercicio de comprensión hacia quienes padecen o han padecido una especie de confinamiento atroz, sin haberlo merecido, y me estoy refiriendo a aquellas personas que han sido condenadas a pena de muerte o a cadena perpetua por delitos que no han cometido. Más allá de algo tan injustificable, queda ese poso de humanidad del prisionero, a pesar del régimen atroz al que es sometido. Una novela más que amena para sobrellevar esta reclusión. Una novela, por cierto, que tuvo sus adaptaciones cinematográficas. La más significativa la de 1973, llevada a la pantalla grande por Franklin J. Schaffner, y que contó con la presencia estelar de Steve McQueen y Dustin Hoffman, una película, por otro cauce, digna de verse.    

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