lunes, 10 de marzo de 2014

Bildu, la anomalía

  La ceremonia de la confusión perpetrada en el parlamento navarro en los últimos días y que dio pie a una comisión de investigación, innecesaria a tenor del resultado final, ha puesto de relieve el efecto de distorsión que la coalición soberanista de izquierdas provoca allá donde tiene representación. Por una u otra razón me atrevo a decir que Bildu, pese a quien pese, es hoy grupo decisivo en el devenir político del gobierno foral navarro.

  La sra. Barcina, a la sazón presidenta de Navarra, se vio obligada a admitir una comisión de investigación para aclarar "los trapicheos" en torno a supuestas injerencias de la sra. vicepresidenta Lourdes Goicoechea, que tenían por misión favorecer a empresas asesoradas por ella anteriormente, ante la hacienda autonómica. El asunto, grave y de enjundia, que en otro país con más raigambre y cultura democrática en Europa habría desembocado en la destitución o dimisión de la interfecta una vez confirmada la veracidad del escándalo, provoca en España y particularmente en la Comunidad Foral, daños colaterales difíciles de cuantificar a día de hoy.

  Cuando se pasó de la especulación a la certeza, la sra. Barcina, arrastrada por la crudeza informativa, admitió con la precipitación de la sinceridad la más que probable anticipación de las elecciones. Asimismo, los socialistas navarros se apresuraron a anunciar el ultimátum de los 15 días para que se dieran las explicaciones oportunas si se quería evitar el mal trago de una moción de censura.

  En ese instante de la ceremonia, ambos partidos, PP -digamos que UPN es su marca electoral allí- y PSOE, valoran los pros y contras de elegir un camino u otro, como si se tratase de una partida de ajedrez, llegando los populares a la feliz conclusión de que si el PSN se empeñaba en dar el "salto al vacío" con el único salvoconducto de Bildu, los socialistas pagarían un precio altísimo en venideros comicios, incluyendo los navarros; así que intuyeron que el sr. Rubalcaba intervendría para frenar el órdago de sus correligionarios navarros, algo que podría perjudicar a la mismísima sra. Valenciano en sus aspiraciones europeas. Con el desenlace cantado, UPN ya no tenía la necesidad de adelantar las elecciones, pues la oposición había jugado el peón equivocado, a tenor de la opinión publicada, radiada o televisada.

  Lo más sensato habría sido destituir a la sra. Goicoechea y admitir el error de la Vicepresidenta; pero claro, en torno a la sra. Barcina vuelve a llover sobre mojado, así que lo mejor es la huida hacia adelante aguardando a que escampe el temporal y, cuando toquen elecciones al parlamento navarro, los votantes tal vez se hayan olvidado de su gestión, cuando menos irregular.

  La sr. María Dolores de Cospedad, Secretaria General del PP, ha dicho que hubiera sido una infamia plantear la moción de censura con la ayuda de Bildu. Yo le diría que reparara en el mapa navarro y observara con detalle algunas localidades. En ellas UPN ha podido sacar los correspondientes presupuestos con los votos favorables de Bildu -es el caso de Oliete- y nadie se ha rasgado las vestiduras. UPN y Bildu han votado conjuntamente hasta en 13 ocasiones para dilucidar otros temas.

  A mí lo que me tiene desorientado es que Bildu, la coalición soberanista de izquierdas, legalizada por ley y que al fin ha admitido que el terrorismo no es el camino a seguir, se vea como la peste parlamentaria del siglo XXI. ETA hace más de dos años que no mata, extorsiona, chantajea o propicia la kale borroca. Si tiene a la mayoría de sus miembros con delitos de sangre en la cárcel y también a los colaboradores necesarios, ¿qué más es necesario para que Bildu pase el filtro y pueda sentirse representante de muchos ciudadanos? ¿Qué hacemos entonces con la Falange? ¿Y con los seguidores de Franco que votan al PP? ¿Y con el PSOE o el PCE, que ayudaron lo suyo para convertir nuestra Guerra Civil en cruenta y abominable?

  La hipocresía es una especie de miga que sólo se ve en el ojo ajeno, y aun siendo una viga en el propio, se hace invisible por la situación del momento. ¡Los votos de los ciudadanos! ¡Esos votos!

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