viernes, 21 de febrero de 2014

Sanidad a la deriva

  <<Se reconoce el derecho a la protección de la salud. 2. Compete a los poderes públicos organizar y tutelar la salud pública a través de medidas preventivas y de las prestaciones y servicios. La Ley establece los derechos y deberes de todos al respecto>>. Es lo que dice la Constitución en su Artículo 43, Puntos 1 y 2. Admitiendo una cierta vaguedad en la redacción del mencionado artículo, la Carta Magna (que todos deberíamos de leer de vez en cuando, especialmente los políticos con responsabilidad de gobierno), señala el camino de la compasión y dignidad a seguir por los poderes públicos a través de los profesionales en la materia, pues en su Artículo 1, Punto 1 dice: <<España se constituye en un Estado social y democrático de Derecho...>>. Viene esto a cuenta a raíz de las últimas informaciones inquietantes que se refieren a dos fallecidos en el hospital Virgen de la Salud de Toledo.

  En diciembre pasado dos personas de 91 y 100 años murieron en las Urgencias del Hospital. Según los facultativos que atendieron a los ancianos, éstos murieron en el pasillo del Servicio de Urgencias. Por el contrario, tanto Coordinador como Gerente del Centro, afirman que el deceso se produjo en la sala de Reanimación de Urgencias. ¿Quién dice la verdad? El Gobierno de la sra. María Dolores de Cospedal se ha puesto al lado de la dirección hospitalaria en lugar de propiciar una investigación a fondo sobre el asunto.

  Según se tiene constancia, los médicos llevaban 3 meses denunciando la saturación en las urgencias y solicitaban más medios a la Consejería de Sanidad sin que su titular, el sr. Echániz, pusiera los medios mínimos indispensables. Ocurrida la desgracia, los facultativos interpusieron denuncia en el Juzgado de Guardia a fin de que se se asumiesen las responsabilidades pertinentes. En una parte de la exposición, los profesionales sanitarios habían advertido al Colegio de Médicos: <<Se ha llegado a un punto insostenible, con incorrecciones e importantísimas demoras en la valoración de pacientes graves y múltiples faltas en la seguridad de las mismas>>. Si es como dicen aquéllos, ¿no se está conculcando una vez más nuestra maltrecha Constitución?

  Es Castilla-La Mancha la segunda comunidad tras Extremadura que más ha recortado en sanidad. Se estima una reducción de 3800 profesionales en la rama desde que la Secretaria General del PP llegara al Gobierno. Por cierto: 500 de esos interinos deben ser readmitidos según fallo judicial de no hace mucho. En el Hospital referido se han eliminado 165 camas, y a pesar de haberse recuperado 10 para las Urgencias, éstas siguen desbordadas, hasta el punto de verse los pasillos hacinados de enfermos atendidos de manera tan peculiar.

  La reflexión que se me ocurre es de lástima y también de horror. De lástima porque hasta no hace mucho, el sistema sanitario español funcionaba casi con la precisión de un reloj, teniéndose por modélico en cualquier país del mundo, y eso a pesar de implementarse a un coste relativamente bajo. De horror porque, ¿quién puede asegurarnos si sufrimos un infarto, un accidente de tráfico, o una indisposición repentina, que nos van a atender como Dios manda, con los remedios, medicinas y en la habitación adecuada? A mí, llegada la hora del trance final, no me gustaría morir en los pasillos a la vista de todos, pienso que para eso no moverse de casa.

  Mientras esto ocurre, de nuevo el dinero se antepone a la seguridad y bienestar del individuo. Es triste que la Presidenta del Gobierno mate al mensajero (los médicos que denuncian) y apoye sin condiciones a la dirección del Hospital sin antes exigir una investigación profunda, sin analizar las consecuencias de sus recortes. Quizá piense en enfriar el asunto hasta que se olvide si con ello evita la pérdida de votos. Y seguramente lo mejor para ella y para la ciudadanía sería todo lo contrario, la verdad por delante hasta esclarecerse los hechos.

  Es patética esa enfermiza manía de sacar a colación la Marca España. Nuestros gobernantes se indignan porque Iberdrola, una de las grandes empresas con pingües beneficios, reniegue de la Patria por haber ganado un 7% menos que el año anterior (tiene previsto plantear un ERE de más de 1000 empleados en los próximos años), pero ni se inmuten cuando ven las procesiones de pacientes en camillas ocupando pasillos en el Hospital de marras y en otros muchos, o las mareas blancas reclamando el mantenimiento de la sanidad pública y de calidad. Y no digamos la tragedia de los inmigrantes ahogados dando la vuelta al mundo; esta última, las anteriores y otras muchas, sí que dañan la entelequia denominada Marca España.

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