sábado, 21 de diciembre de 2013

Oligopolios o algo parecido

  De nuevo la ciudadanía asiste estupefacta al espectáculo teatral en que se ha convertido el despropósito político de los últimos años, si es que ya no es un absurdo, algo que, de vivir en el tiempo presente, podría dar pie a que escribiera, no una, sino varias Comedias Bárbaras, el insigne gallego y paisano del presidente Rajoy, don Ramón María del Valle-Inclán. Porque, a pesar de esperarlo con temor desde unos días atrás, anteayer nos lo anunciaban con la crudeza propia de este tiempo casi invernal: que la luz subiría a partir de enero por encima del 10%. Ha sido tal el revuelo montado en torno al hachazo a la economía doméstica que, el Gobierno ha reaccionado al fin y la CNMC tardó pocas horas en salir a la palestra para dejar sin efectos la subasta energética. Lo cual viene a demostrar a las claras que si hay voluntad política, todavía no es tarde para embridar al oligopolio eléctrico antes de desbocarse por el carril de la desregularización o no intervencionismo (cuando así lo aconseje el sentido común y la Constitución en el art. 128). La duda que ahora se plantea (en algunos medios se ha deslizado la hipótesis), es si el Gobierno y las empresas del gremio (yo no lo creo), se han puesto de acuerdo para que a aquél no le quedara otra salida que la de tomar cartas en el asunto, y así, ante la opinión patria, emerger como garante de los derechos ciudadanos, obligando a una subida, digamos asumible; pues, no se puede abrigar la mínima esperanza de que el precio de la luz no se encarezca, si bien será menor al del anunciado casi 11%. Si los indicios que baraja la CNMC son efectivamente los de un pacto secreto para elevar el precio del recibo tarifario, concurrencia de circunstancias atípicas dice el organismo eufemísticamente, yo, que soy lego en asunto de tanta enjundia, me atrevo a decir que las eléctricas se merecen un correctivo, Si ciertamente van por ahí los tiros, el ejecutivo del señor Rajoy debiera de promover una investigación profunda en torno a lo sucedido en la última y en precedentes subastas; y si el resultado fuera el del apaño, no puede temblarle el pulso para imponer una sanción ejemplar, además de exigir responsabilidades penales a los ejecutores de los consejos de administración de las distintas compañías. Este escándalo infumable deja dos cosas bien claras. La primera es la ineptitud del ministro Soria, que no satisfecho con poner todas las trabas posibles para hacer inviable al sector del carbón; hace tres meses afirmaba haber solucionado definitivamente el asunto del coste energético, y con ello asegurar la tranquilidad de los ciudadanos ante futuras subidas del recibo merced a su sucedáneo de reforma. La segunda, el poderío del oligopolio formado por unas pocas compañías del ramo, que al socaire del neoliberalismo dirigido desde la UE -en 1997 sacó una directiva para liberalizar-privatizar las eléctricas-, campan a sus anchas sin importarle para nada las estrecheces de muchos de sus clientes-rehenes.

  Todo el asunto es de envergadura y tiene su miga, sin embargo, al ser dependientes de esta lacra denominada neoliberalismo, la noticia de un día antes ha pasado completamente desapercibida para la mayoría de españoles por la espiral de otras, como la anunciada nueva Ley del Aborto, o la permanencia de la UDEF durante 14 horas en la sede central del PP y posterior auto del juez Ruz, etc. De manera que los medios de comunicación se han olvidado de ella. La reseña era tan reveladora como desconcertante, y es que el FROB vendía Novacaixagalicia por el módico precio de 1.003 millones de euros a Banesco, la entidad financiera más importante de Venezuela. La caja de referencia en Galicia, que había sido rescatada por 9.000 millones de euros pagados con dinero público, es vendida al mejor postor por 8.000 millones menos de lo invertido. Se puede calificar como nos venga en gana; no obstante, yo lo considero una malversación de caudales públicos. La pregunta que subyace es: ¿Pudieron ponerse de acuerdo los bancos concursantes para que ninguno desembolsara más allá de los 1.003 mill. €? Yo no me lo creo, aunque tampoco pondría la mano en el fuego vistos los antecedentes. En el tiempo presente es habitual nacionalizar la deuda del sector privado generada por la calamitosa gestión de los ejecutivos financieros y millonarios, y una vez saneado o reparado el desfase de la entidad crediticia con el dinero de los españoles, reintegrarlo al mencionado sector por muchos menos euros de lo invertido. Otra pregunta que trasciende tras el ruinoso negocio no debería ser otra que: ¿no se podía mantener nacionalizada la entidad hasta obtener una cantidad más razonable una vez escampe la crisis, o es que la UE obliga a España a regalar la entidad una vez hecho el trabajo sucio (capitalización) que ésta por si misma ha sido incapaz de hacer? Claro que a la Comisión Europea se la debe de traer floja, pues sus miembros sí que van a exigir a España que devuelva todo el dinero del rescato bancario.

  En fin, doctores tiene la Iglesia, y a lo que se ve, también los tiene el Gobierno ¡y Europa!

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