martes, 3 de diciembre de 2013

Neoliberalismo de casino

  El inefable señor Montoro, mandamás de Hacienda y Administraciones Públicas, y que compite con el señor Wert a fin de convertirse en el ministro más ocurrente del Ejecutivo, vuelve a estar en el ojo del huracán de la actualidad informativa. Hace pocos días, los medios de prensa se hacían eco de la destitución de una inspectora de Hacienda, apuntando a presiones desde el ministerio que dirige el señor Montoro, para que aceptara un recurso de la multinacional mexicana Cemex, que está siendo investigada y a la cual podrían reclamarle 450 millones de euros. En solidaridad con la destituida y considerando injusto el proceder, la Jefa de la Unidad de Grandes Contribuyentes dimitió de su cargo. Si hay que hacer caso de algunos inspectores de Hacienda, las presiones para paralizar la sanción a la cementera, sí han existido. Todo lo desmiente el ministro del ramo y asegura que "los relevos en la Administración Fiscal han sido modificados en puestos de libre designación derivados del cambio de dirección de AEAT de hace cuatro meses".

  Por si esto no fuera suficiente, también en los últimos tiempos ha trascendido el novísimo proceder implantado en la Agencia para la valoración real o ficticia de algunas facturas que conciernen a doña Cristina de Borbón, incluyendo el enrevesado sistema de cuantificación. Del montante total, más o menos de 120.000€, va a depender si el <<negocio>> se convierte en delito fiscal o simplemente se queda en sanción administrativa.

  Yo no sé si en lo concerniente a esto último debe de dar explicaciones el Ministro Montoro, pero, en cuanto a lo primero, no tengo la menor duda de que está tardando una eternidad para acudir al Congreso y aclarar el asunto, si lo puede hacer. No obstante, de verificarse las afirmaciones esgrimidas por la destituida, la dimisionaria y el grupo de inspectores, el jienense extrovertido debiera de ser cesadao, pues, en la hipótesis de que a la multinacional cementera le asistiera el derecho al recurso, no es el Ministro quien debe forzar a sus subordinados de la Agencia, que son quienes saben de la materia. Si la multinacional de marras considera injustificado el rechazo al recurso, puede acudir a la justicia y litigar sin temor a las costas procesales si llegara el momento, pues a la tercera compañía mundial en venta de cemento se le supones poderío económico para eso y mucho más.

  La idea del título encaja como un guante a la hora de valorar los últimos acontecimientos y algunos más, como por ejemplo la venta de 3000 viviendas de protección oficial por parte de la Comunidad de Madrid a un fondo de inversión para que especule y haga negocio sin traba alguna, o que de aquí a unos años, el magnate y controvertido Mr. Sheldon Adelson -investigado por turbios asuntos, entre ellos el de la explotación de trabajadores chinos- erija el denominado proyecto Eurovegas, y a tal efecto el Gobierno de España fabrique una legislación a la medida del americano para que suelte los cuartos. Los españoles asistimos resignados a la ejecución por parte del pensamiento único, que yo denomino liberalismo a todo trapo para el poder económico (reformas tendentes al bienestar y libre albedrío del capital, y desregularización absoluta para que las empresas del Ibex-35 y 35 subsiguientes, puedan campar a sus anchas y defraudar más si pueden a través de empresas pantallas ubicadas en paraísos fiscales, o asociándose con otras crear las SICAV, etc.), y a la contrarreforma sin piedad de la sociedad civil, a fin de tenerla bajo control en cualquier momento (reforma laboral, Ley de Seguridad Ciudadana, las concertinas de Melilla, pronto una contrarreforma de la Ley de Huelga, etc.); y a todo esto, sin tener noticias de la otrora influyente Socialdemocracia. ¿Qué ha sido de ella? ¿Dónde está?

  La Socialdemocracia europea se ha ido diluyendo como un azucarillo a la velocidad que ha ido abrazando sin disimulo el absoluto del libre mercado, ese que no acepta ninguna ingerencia para que el capital económico esté subordinado siempre al capital humano y no al revés. Sin término medio -es quizá un poco hiperbólica la apreciación, aunque con cierta lógica-, hemos pasado de la dictadura del Proletariado a la tiranía del Capitalismo. Pese a la exageración, en estos últimos treinta años, por mor de la globalización absurda -globalización del poder económico-, la regulación se ha hecho jirones con la libertad para el movimiento de capitales -antes se cobraba por las transacciones de capital-, o la proliferación y no al contrario de paraisos fiscales, alguno como Luxemburgo, integrado en la Unión Monetaria. Las veleidades del ministro Solchaga de hace casi treinta años pronosticando el chollo patrio, pues España era país propicio para hacerse rico en poco tiempo, con el añadido de la emergente Beautiful People, preludiaban lo que vendría pocos años más tarde, algo que ya venían haciendo Ronald Reagan en USA y Margaret Thatcher en UK.

  Con la brusca irrupción de la crisis económica mundial, en un arrebato de sinceridad que le precia, el entonces presidente de Francia admitía la necesidad de refundar el Capitalismo, pues tal y como lo conocíamos estaba agotado. Con el transcurso de los meses la idea se fue arrinconando hasta dormir el sueño de los justos. ¿Y por qué?, pues porque se ha llegado tan lejos, se ha condescendido de tal manera hasta el extremo de la sumisión ante el capital mudado ahora en capitalismo salvaje, que los políticos son incapaces de encauzar el rumbo. Hoy, quienes de verdad gobiernan son los lobbies, los fondos de inversión, las grandes multinacionales o empresas punteras, las agencias de calificación, las entidades financieras, etc. Don Mariano Rajoy como antes don José Luis Rodríguez Zapatero, se han convertido en correas necesarias de transmisión de la Troika. Apenas les ha diferenciado el pequeño matiz en la redistribución de la riqueza. Sin embargo, ambos navegan en el mismo barco. Aunque no debiera de extrañarnos sabiendo que el viejo continente es ahora la Europa de los mercaderes en contraposición a la de los ciudadanos. Nuestro país, para fortuna o desgracia es uno más de sus miembros.

  Mientras la Socialdemocracia europea no reniegue de esta inmoralidad en que se ha convertido el liberalismo de nuevo cuño -si es posible y la dejan-, jamás recuperará la credibilidad de antaño. Al menos el papa Francisco y algunas personalidades de la comunidad católica comienzan a advertir de este mal endémico que hasta hace bien poco  parecía no ser prioritario entre sus denuncias. El Pontífice ha dicho que el sistema actual mata. Sobra cualquier comentario al respecto.

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