sábado, 12 de abril de 2014

EVA AL DESNUDO

  Eva Harrington transmuta desde una apariencia ingenua y angelical hasta el autoritarismo rayano en crueldad, convirtiendo su personaje en el paradigma de una fascinante teatralidad. La irrupción de la desconocida al comienzo de la "función", provoca en el ánimo del espectador una corriente afectiva hacia la joven mujer, pues entrevé en ella un desamparo mayúsculo. Me refiero al papel interpretado por Anne Baxter en la prodigiosa película Eva al desnudo de 1950, dirigida por el brillante Joseph L. Mankiewicz, sin dudarlo, la obra cumbre del celuloide en pleno apogeo del Star System sobre el teatro. El film disecciona con el simulado escalpelo de un cirujano, los entresijos, envidias, vanidades, egoísmos y hasta puñaladas traperas que pueden producirse sobre las tablas de un escenario cuando se trata de conquistar la gloria.

  Viene a cuento la película porque, en cierto modo, la política, y mucho más en el tiempo presente, tiene algo de representación teatral o impostura que se acrecienta cuando alguno de los protagonistas ejecuta el papel inadecuado. Es el caso del actual ministro de Justicia. Durante muchos años la imagen del sr. Ruiz Gallardón fue la de un hombre templado, incapaz de perder jamás los estribos, diríamos hoy que centrado -incluso con inclinación al ala izquierda del Partido en opinión de muchos de sus conmilitones; también los simpatizantes socialistas lo calificaban como el rostro amable del PP-; culto y atildado, además de brillante orador. Con ese bagaje y la experiencia inmensa de sus muchos años en política, le sirvieron para convertirse muy joven en presidente de la Comunidad de Madrid y más tarde en alcalde de la Capital, además de pasar a ser serio aspirante a ministro llegado el momento. Bajo su mandato, Madrid pasó a ser la ciudad española más endeudada con diferencia abismal sobre la segunda; no obstante y a pesar de la oposición frontal de la sra. Aguirre, en las últimas legislativas no sólo fue en la lista electoral consiguiendo el escaño, sino que el sr. Rajoy le encomendó la cartera de Justicia. El antiguo fiscal de carrera ha logrado desde entonces o pretende, darle un vuelvo a la manera de entenderla/encauzarla. Bajo mi punto de vista, con la implementación de las tasas judiciales ha roto con el principio de igualdad. La Constitución dice en su artículo 119: <<La justicia será gratuita cuando así lo disponga la ley y, en todo caso, respecto de quienes acrediten insuficiencia de recursos para litigar>>, con lo cual me temo que se deje de ser cuidadoso con las personas más míseras. También está inmerso en la privatización del Registro Civil, además de pretender que en venideros asuntos de calado, sea un triunvirato de jueces el que dilucide sobre el delito; así que, en supuestos de tanta envergadura como los actuales de los EREs o Gürtel, serían tres los individuos que decidirían. ¿Pretende con ello agilizar la instrucción y posterior toma de decisiones, o por el contrario entorpecer la acción de la justicia en el preciso momento de romperse la unanimidad? Con tan solo unos 4500 jueces en España -uno de los países que más litiga de la UE, sino el que más-, me parece una irresponsabilidad ocupar a tres en un mismo asunto. En todo caso habría que aumentar significativamente la plantilla de jueces y facilitarle todos los medios indispensables. No es de recibo, por poner un ejemplo, que el el sr. Ruz se ocupe del enrevesado caso Gürtel/papeles Bárcenas -en torno a unos 60.000 folios de sumario de los que 17.000 ya no están bajo secreto-, y a un tiempo se "distraiga" en otros casos de enjundia. En mi modesta opinión debería ocuparse en exclusividad del primero.

  Sin embargo, por lo que sin duda puede pasar a la historia de la infamia, es por la modificación en torno a la Justicia Universal. En estos últimos días hemos asistido al espectáculo de la puesta en libertad de 16 narcos por parte de los jueces sr. Andreu y sr. Gómez Bermúdez debido al vacío legal imperante tras la reforma. Es llamativa la hipocresía generalizada -me incluyo-, pues nos rasgamos las vestiduras al ver a muchos etarras o criminales fuera de prisión una vez cumplida la condena tras abolirse la doctrina Parot a instancias del Tribunal de Estrasburgo, y sin embargo no nos inmutamos al ver salir a la calle a individuos sin alma y que mercadean con la salud de miles y miles de personas, y en muchos casos habiendo pasado poco tiempo bajo rejas. Yo exijo a ciertos medios, particularmente de la prensa escrita y que están en el ánimo de todos, tanta combatividad como en su momento expusieron con los etarras puestos en libertad y que denuncien sin ambages las excarcelaciones de narcos, genocidas y demás calaña, evitando el sonrojo del silencio cómplice con el mando para no incomodar al poder económico. Como dice el enunciado, la Justicia debe ser Universal, por encima de límites geográficos o banderas.

  Al final de la película, la ya encumbrada Eva Harrington recibe a una meritoria que le cuenta su vida. Ocupada en otras sutilezas, Eva no se percata de que la aspirante está a punto de repetir la historia que ella había protagonizado antes. Como a Eva, al sr. Ruiz Gallardón, preocupado por estar a bien con el sr. Rajoy y con las autoridades chinas -no olvidemos que ésta es una medida meramente política para obviar la masacre en el Tibet ordenada desde Pekín--, le pueden meter muchos goles por la escuadra en forma de excarcelados a mansalva mientras mira con disimulo para otro lado. Y es que no se puede obviar: el Ministro -ya lo decía su padre hace varios lustros a afirmaciones de un periodista que lo tildaba de conservador, replicándole don José María que: <<para hombre de derechas mi hijo Alberto>>- que en su juventud pudo pasar por un político con cierta conciencia social, es hoy un neoliberal como la copa de un pino.


                   

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