domingo, 12 de enero de 2025

Born to run (La agradable sorpresa de 1975)

 
Discos tan recordados como Physical graffiti de Led Zeppelin, Tonight's the night de Neil Young, Toys in the attic de Aerosmith, Wish you were here de Pink Floyd, Horses de Patti Smith, A night at the opera de Queen, Young americans de David Bowie o Pieces of the sky de Emmylou Harris, confirmaron a la añada de 1975 como una de las más brillantes y fructíferas de la historia. Pero fue Born to run de Bruce Springsteen, el gran descubrimiento musical de aquel año, concitando la atención mayoritaria de fans y crítica especializada. Y es que The boss era un perfecto desconocido -o al menos no estaba, ni se le esperaba a corto plazo-, a pesar de haber publicado dos discos con una innegable influencia de Bob Dylan que habían pasado sin pena ni gloria. Él, como le había ocurrido dos años antes a Supertramp cuando publicó Crime of the century, su tercer trabajo, se encontraba ante la última oportunidad; por tanto, si a la tercera no iba la vencida, posiblemente jamás hubiera alcanzado las cotas de popularidad que tuvo a partir de entonces, ¡o no!  



  Para ocasión tan trascendental no quedaba otra que acertar con la producción (Jon Landau), reclutar músicos reputados para la E Street Band (Roy Bittan como teclista y Max Weinberg baterista), atinar con el tono y la melodía de cada canción, además de tomárselo con calma (catorce meses de grabación en los estudios neoyorquinos de Record Plant, incluyendo seis para ultimar el tema que da título al disco: Born to run. El resultado final fue una obra imperecedera que te hace volar la cabeza (dirían los más jóvenes de hoy), un disco flipante (los de los noventa), o un LP para alucinar (comentaban entonces los de los setenta). Cada canción tiene una introducción instrumental bárbara, haciendo que la obra en su conjunto adquiera una dimensión épica al añadirse unas letras más elaboradas. Thunder road, el primer tema del disco, puede parecer al comienzo una nueva influencia de Dylan por la armónica, pero pronto los pianos, batería y guitarras van a fijar desde ese momento su nueva marca de fábrica, un sello único e inimitable. Backstreets es otro de los cortes que reafirma a Bruce en ese nuevo horizonte, alejado al fin de la estela de Robert Allen Zimmerman. Como lo es Tent Avenue Freeze-Out, que prefigura canciones de trabajos posteriores, como las del álbum The river. She's the one, corte cargado de fuerza y tensión por igual, es otro más de los que hacen de este disco una auténtica gozada. Como lo es este maravilloso Meeting acrros the river, más calmado e intimista, con cierto toque de cine, y donde la trompeta evanescente de Randy Brecker evita interferir en el acompañamiento al piano de Roy Bittan, ¿o es justo al revés? 



  La Revista Rolling Stone sitúa a Born to run en el puesto 21 de la clasificación, entre los mejores discos, y a la canción homónima en el 27, entre las 500 mejores canciones de la historia. Es uno de sus discos más vendidos, quizá solo superado por The river (1980) y Born in the USA (1984), y supuso su consagración definitiva, justo en un momento de dudas, entre seguir el recorrido de sus dos primeros trabajos, o girar radicalmente hacia otro tipo de música, donde la E Street Band, su grupo de apoyo, jugaría un papel fundamental. 
                                                                                                                       
                                                                                  



   

                                                                                                                      
 




                                                                                                                                                                                               





                                                                                                                      

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