viernes, 29 de enero de 2021

Bandas invisibles

 

       Se da por descontado que cuando alguien se presenta ante la multitud para impresionarla, seducirla, para venderle su producto, no puede hacerlo de cualquier manera, ni tampoco tratar de cubrir el expediente sin sentido alguno. Chocaría que un director de sucursal bancaria, al solicitarle un crédito, recibiera a su potencial cliente tomándose una copa, o al responsable del rodaje de una película dando siempre por buena la primera toma de una escena, o al carnicero del barrio utilizando los mismos cuchillos mellados y con óxido desde muchos años antes. Tampoco funcionaría como un reloj la propiedad de una empresa si no contara con un grupo de profesionales capacitado para llevar a buen puerto su administración. Es así, ya introducidos en materia musical, inconcebible para un melómano escuchar temas como The price you pay (The River), o el mismo The promised land (Darkness on the edge of town), de Bruce Springsteen, sin escuchar al propio tiempo el sonido inconfundible de la E Street Band. Bruce podría haberse rodeado de otros músicos, lo ha hecho con frecuencia para completar sus trabajos, pero es seguro que obras maestras como Darkness on the edge of town o The river, no habrían sonado igual sin la presencia de estos músicos, un grupo que ha trabajado con artistas de la talla de Bob Dylan, Carlos Santana, Dire Straits, Aretha Franklin, David Bowie, Peter Gabriel o Emmylou Harris.

      

      Los primeros artistas, pioneros del rock'n roll que se hicieron acompañar por grupos mediados los años 50, fueron Bill Haley por "sus" His Comets y Buddy Holly por The Crickets. Seguiría su estela Cliff Richard al hacerse acompañar por The Shadows, si bien, al comienzo, Richard era uno más de sus miembros -anteriormente The Drifters-, hasta que, por aquello del tirón comercial, alguien sugirió la conveniencia de anteponer el nombre de alguno de sus miembros, y así fue como Cliff consiguió su complemento ideal durante algunos años con "las sombras". Otro de los genios, el reputado John Mayall, está ligado invariablemente a The Bluesbreakers. Por el grupo, una auténtica cantera de artistas, han desfilado estrellas como Eric Clapton, Peter Green, Mick Fleetwood, John McVie, Mick Taylor o el desaparecido Jack Bruce. Mr. James es un claro ejemplo de ese sonido tan característico de los británicos.


      
       
     Pero sería con el final de los 60 y años posteriores, cuando empieza a ser más frecuente la presencia de grupos acompañando a solistas de prestigio. Uno de ellos es The Band -anteriormente The Hawks- que comenzó a ser reconocido cuando Bob Dylan lo reclutó para acompañarle en su prácticamente primera gira eléctrica, marcando definitivamente las pautas del cantautor en su nuevo formato más rockero. Para su debut discográfico, Music from big pink, Dylan les regaló este clásico
I shall be released 
(Película del concierto de despedida de The Band). Y sin duda, otra de las estrellas que no podría concebirse sin sus inseparables The Heartbreakers, es el desaparecido Tom Petty. Un sonido invariable pero pulcro que le sentaba como un traje hecho a medida al de Florida. Buen ejemplo de ello es este Into the great wikde open. Otro de los casos más reveladores para un grupo influyendo decisoriamente en la tendencia musical del solista, es The J.B.'s, el grupo que acompañó al rey del funk, James Brown, fundamentalmente durante la década de los 70. 



    Pero si hay un artista y una banda que ejemplifican como ningún otro el grado de compenetración y calidad, este sin duda sería el formado por el genio canadiense Neil Young y los yanquis Crazy Horse. A lo largo de más de 40 años han colaborado en discos tan fundamentales como Tonight's the night, Live rust, Weld o Greendale, trabajos difícilmente predecibles si el acompañamiento no hubiera estado a cargo de los "caballos locos". Con toda seguridad el bueno de Young habría ultimado álbumes más que aceptables, pero es innegable que habrían sonado diferentes. Otra unión modélica en colaboración, esencial para la carrera  
de Bob Marley, máximo exponente del reggae, se produjo con The Wailers. Con ellos Marley alcanzó la cima de su fama que se vería truncada con su prematura desaparición a los 36 años. Para el recuerdo queda el legado de discos tan fantásticos como Natty dread, Rastaman vibration, Exodus, Kaya, Babylon by bus o Survival. Bob había creado el nuevo grupo en 1974 tras la renuncia de otro de los personajes más populares de la música jamaicana: Peter Tosh.


   
      Han existido otros muchos matrimonios musicales que han influido decisivamente en algún momento en la carrera de esos célebres solistas. Es el caso de Frank Zappa and The Mothers of Invention, que trabajaron codo con codo en torno a 6 años. O el del norirlandés Van Morrison, que de 1970 a 1974 unió su suerte a The Caledonia Soul Orchestra. O el del guitarrista de jazz-fusión John McLaughlin junto a su Mahavishou Orchestra en varias etapas. O el del inclasificable Elvis Costello con The Attractions. O la ocurrencia de David Bowie sacándose de la manga a The Spiders from Mars en su periodo más glam y Stephen Stills, que grabaría dos discos con Manassas. Sin olvidar formaciones de calado que sin acompañar regularmente a un solo artista, han reforzado a distintas estrellas a lo largo de los años, como es el caso de Funk Brothers, ligados a la Motown, o The Section. Todos ellos, que erróneamente pueden o pudieron ser calificados en algún momento como grupos de acompañamiento o bandas de segunda, forman parte de la historia musical de los últimos sesenta años. A todos ellos mi más sincera gratitud.





     
    

       


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