domingo, 17 de mayo de 2020

El Conde de Montecristo (1844)


LOS LIBROS DEL CONFINAMIENTO (8)


<<El 24 de febrero de 1815, el vigía de Nuestra Señora de la Guardia dio la señal de que se hallaba a la vista el bergantín Pharaon procedente de Esmirna, Trieste y Nápoles. Como suele hacerse en tales casos, salió inmdiatamente en su busca un práctico, que pasó por delante del castillo de If y subió a bordo del buque entre la isla de Rion y el cabo Morgiou. En un instante, y también como de costumbre, se llenó de curiosos la plataforma del castillo de Saint-Jean, porque en Marsella se daba gran importancia a la llegada de un buque y sobre todo si le sucedía lo que al Pharaon, cuyo casco había salido de los astilleros de la antigua Phocée y pertenecía a un naviero de la ciudad.



   >Mientras tanto, el buque seguía avanzando; habiendo pasado felizmente el estrecho producido por alguna erupción volcánica entre las islas de Calasareigne y de Jarós, dobló la punta de Pòmegue, hendiendo las olas bajo sus tres gavias, su gran foque y la mesana. Lo hacía con tanta lentitud y tan penosos movimientos, que los curiosos, que por instinto presienten la desgracia, preguntábanse unos a otros qué accidente podía haber sobrevenido al buque. Los más peritos en navegación reconocieron al punto que, de haber sucedido alguna desgracia, seguía éste avanznado con todas las condiciones de los buques bien gobernados.


  >En su puesto estaba preparado el ancla, sueltos los cabos del bauprés, y al lado del piloto, que se disponía a hacer que el Pharaon enfilase la estrecha boca del puerto de Marsella, hallábase un joven de fisonomía inteligente que, con mirada muy viva, observaba cada uno de los movimientos del buque y repetía las órdenes del piloto...>>


(Párrafo correspondiente al I Capítulo, Marsella. La llegada)


   ¿Quién no ha leído alguna vez la vida y milagros de Edmond Dantès, uno de los personajes más apasionante y  universal de la historia de la literatura? Alejandro Dumas padre escribió este clásico del Siglo XIX -al alimón con Auguste Maquet, si bien el primero hizo lo indecible para que su colaborador no apareciese en la novela como coautor- siendo un escritor consagrado. La novela se publicó como folletín a lo largo de 18 entregas, un procedimiento muy frecuente en aquellos años, y de inmediato tuvo el reconocimiento unánime del público. Hoy se puede decir que nos encontramos ante una de las novelas más clásicas y leídas de todos los tiempos, y casi con seguridad, ante la mejor de Dumas. 


    Novela digna de leerse más de una vez, y que como muchas otras grandes obras de la literatura, nos muestran una visión real de lo que supone un encierro y/o confinamiento en una prisión infame, desde luego nada comparable a lo que nosotros soportamos a día de hoy por culpa del COVID-19. Una iniciativa perfecta para olvidar el estado actual es volver a leer El Conde de Montecristo, una verdadera gozada, la dosis perfecta para abstraernos de la realidad.

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