domingo, 2 de abril de 2017

The Joshua tree


  El pasado 9 de marzo se cumplían 30 años de la publicación de The Joshua tree. El álbum supuso para los irlandeses el paso decisivo, traspasar el rubicón, dejar de ser un grupo solvente y respetado, sin más, para convertirse en estrellas mundiales. Atrás quedaban 11 años de momentos duros, incluido conato de disolución (Bono, The Edge, Adam Clayton y Larry Mullen Jr. habían parido a U2 en 1976, en la capital de Irlanda), con un inicio confuso que bebía del post-punk, y la búsqueda incesante de un sonido único, inimitable, sonido que ya se vislumbraba en discos precedentes, como War, de 1983, o The unforgettable fire, de 1984; pero que no plasmaron con rotundidad hasta este 5º álbum de su carrera. Por aquel 1987, hasta eran considerados mejores músicos de directo que de estudio. No obstante, tras una década de búsqueda incesante, U2 estaban preparados para encandilar al mundo del rock. Bono se convierte, definitivamente, en el líder de la Banda y en uno de los vocalistas más emotivos e inconfundibles. Sus letras son comprometidas, muchas veces llenas de potente carga social. The Edge pasa a ser el estilista del grupo, quien le da el personalísimo toque instrumental a través de una forma tan poco habitual de tocar la guitarra. Mientras el bajo Adam Clayton y el batería Larry Mullen Jr., sin que fueran unos virtuosos del instrumental, pasan a integrar una de las secciones rítmicas más competentes del mundo del rock.

  The Joshua tree (produccción a cargo del cerebrito, Brian Eno, y Daniel Lanois), se abre con uno de los cortes más conmovedores y emocionantes de toda la historia. Where the streets have no name comienza con una introducción espectacular, compleja por parte de The Edge, ya que está compuesta en dos compases distintos y se producen cambios frecuentes de acordes; y prosigue con letras nada convencionales, que exploran la posibilidad de identificar la religión y procedencia de una persona, a partir de la calle en que vive, ¿de Belfast, tal vez? Pero si el primer corte supone un hito de U2, con el siguiente, still haven't found what i'm looking for, un gospel como una catedral de grande, los irlandeses alcanzan la universalidad, aceptando su talento y el reconocimiento por parte de infinidad de seguidores de otros estilos musicales. Temas inolvidables, como el intimista With or without you, Bullet the blue sky, In God's country, o la oscurísima Exit , terminan por completar la obra más exitosa y vendida de U2.

 El disco se tardó en rematar 6 meses, si bien, la mitad de las sesiones de grabación, se les fue en alcanzar la versión más adecuada para Where the steets have no name, icono de los directos del grupo y que, a buen seguro, no ha de faltar en su próximo concierto del 18 de julio en Barcelona. A día de hoy, la revista Rolling Stone lo tiene clasificado en el puesto 26 entre los 500 mejores discos musicales de la historia. Por su parte, HM Magazine, lo sitúa como el primero del top 100 de los álbumes de rock cristiano de todos los tiempos. El trabajo fue en su momento nº 1 en 22 países, además de suponerles su primer grammy como mejor disco del año. Este árbol de la contraportada corresponde al parque nacional de árboles de Josué, en California, de ahí el título de la obra.

  Disco imprescindible e imperecedero del cuarteto originario de Dublín. 


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