sábado, 15 de abril de 2017

XIXè Menorca Jazz

  Que Menorca adora la música y entre otras muchas manifestaciones sonoras, el Jazz, es una evidencia puesta de manifiesto por enésima vez, ayer mismo. En el Casino Nou de Ciutadella, se daba el pistoletazo de salida a la 19 edición, organizada de nuevo por Jazz Obert, y con el patrocinio de infinidad de firmas locales. El local estaba prácticamente lleno de un público espectante, deseoso de que el cuarteto iniciara la velada musical, la cual comenzó con 10 minutos de retraso sobre las 22:00, la hora prevista. Público de diversas edades -si bien abundaba el que comprende la franja que va de los 30 a los 55- y procedencias, con inquietudes a veces divergentes, por no decir claramente sensibilidades opuestas en el asunto musical, nos dábamos cita en, probablemente, el local más adecuado para este tipo de eventos, al menos si nos circunscribimos a Ciutadella.

  El honor de abrir esta nueva edición, le correspondió a David Mitchell Quartet, que contó con la colaboración especial del saxofonista y clarinetista de origen sueco, Fredrik Carlquist. El guitarrista americano Dave Mitchell y el sueco, hace años que viven en Barcelona, así que, antes del concierto de ayer, ya habían colaborado con asiduidad, hasta el punto de haber grabado juntos algunos discos. El cuarteto lo completaban el contrabajista Peter Loewe y el batería Caspar St. Charles. De ellos se puede decir que forman uno de los grupos más populares del panorama jazzista barcelonés, atendiendo fundamentalmente a un tipo de jazz más asequible, como dejó claro al principio del concierto el guitarrista de Kansas City. Así que el cuarteto frecuenta los sonidos, no tan complejos, facilitados por el swing, la bossa nova o el hard bop, alejándose de corrientes como el jazz progresivo o el free jazz.

  Tras el primer tema de la decena interpretada por los artistas, se ponía de manifiesto -como dejó entrever Mitchell-, la influencia que en él ha tenido, fundamentalmente el guitarrista de color Charlie Christian, un hombre decisivo en la consolidación del Swing como movimiento acomodaticio del Jazz, incidiendo en la carrera de otras celebridades como Wes Montgomery; y eso a pesar de morir con tan solo 25 años. En cuanto al saxofonista y clarinetista Carlquist, la influencia es claramente heredera de Stan Getz.

  Para el recuerdo quedan clásicos como Tis Autum, compuesto por Henry Nemo e interpretado antes por estrellas como Nat King Cole, Chet Baker, Bill Evans o Joe Pass; o Blue 'n' Boogie de Dizzy Gillespie, dando muestra fehaciente de una compenetración y profesionalidad fuera de toda duda. Y si Mitchell y Carlquist, obviamente son los que llevan el peso solista, yo no me puedo olvidar de la sección rítmica compuesta por Peter Loewe y Caspar St. Charles, espectacular durante los 95 minutos ininterrumpidos de concierto, arrancando del público calurosos y sinceros aplausos.

  Para finalizar, una reflexión en forma de preguntas referidas al Jazz. ¿Por qué esta música exuda cierta pesadumbre, incluso a través del más enloquecido Be Bop? ¿Tal vez que sus orígenes procedan de la comunidad negra de Nueva Orleans y los hayan introducido en un ADN único, sea la razón?

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