miércoles, 9 de junio de 2021

Entrevista a Cristóbal Halffter (y 3ª parte)

      La segunda y última entrega de la entrevista a Cristóbal Halffter, realizada en el Castillo el 4 de enero de 1985, salió publicada en el Semanario Bierzo 7, en su nº 9 del sábado día 9 de febrero de 1985. Esta última entrega está centrada en su actividad profesional como músico, compositor y director de orquesta.

        A lo largo de esta seguna parte (bastante más interesante que la primera, a mi entender) Halffter deja algunas perlas dignas de destacar.


    Cristóbal Halffter, villafranquino por derecho propio, es sobre todo un artista. Su especialidad: la música. Ya conocemos parte de su vida y vivencias. Ahora, su arte, sus sentimientos.

     

    ¿Es usted el primero de la Generación del 51?

     No lo creo. En la Generación del 51 hay encuadradas muchas personalidades. En arte lo importante no es ser el primero, sino ser. Esta es la principal diferencia del arte con una carrera de caballos, donde lo vital es llegar el primero.

  ¿No cree que a la música culta en general le falta una base rítmica más persistente?

     ¿Por qué? No lo creo. El ritmo es lo más elemental de la música. Un ritmo muy continuado, o persistente, significa menos refinamiento. Lo que sucede es que a nivel popular, la gente no congenia con esa música, no porque le falte refinamiento, sino porque les inundan continuamente con otros ritmos muy machacones.

     ¿Cuántas etapas se dan en su evolución musical?

   No sé, quizás dos o tres. Les dejo a los críticos que sean ellos los que clasifiquen.

   Cristóbal Halffter ha utilizado con cierta frecuencia el dodecafonismo. ¿Puede explicarnos qué es?

    Es una técnica compositiva. Desde Pitágoras, la música occidental se venía dividiendo en siete notas. En realidad no son siete sino doce las que hay de Do a Do. Lo que se pretende con el dodecafonismo es democratizar las doce notas y quitar exageración, haciéndolas tan importantes unas como otras, y no usar solamente las tres fundamentales en un tono determinado.

      Preguntado sobre su orquesta ideal nos contestó:

    Para mí hay dos orquestas que destacaría: la Filarmónica de Berlín, que es punto y aparte; y la Orquesta de Basilea, con la que realmente se puede hacer todo lo que se quiera.

   ¿De alguna manera ha influido en usted la música contemporánea, por ejemplo el Jazz?

      Poco, por no decir nada. Creo que son más interesantes algunas formas del flamenco puro. El Jazz como producto americano se ha comercializado mucho. Si el Jazz se hiciese en Valladolid, nadie lo conocería.

       ¿Tiene un especial cariño por alguna de sus obras?

       La última siempre. La última que he hecho. Bueno, también las primeras, En realidad no sé. Las obras son como los hijos, no podría prescindir de ninguna de ellas.

        ¿La música debe ser inteligente o emocional?

        Ambas cosas. 

 

         En un periodo de su etapa compositiva, bautizó sus obras con títulos tan sugestivos como Requiem por la libertad imaginada o Planto por las víctimas de la violencia. ¿De algún modo esto significa que usted se ha comprometido políticamente?

        Políticamente no; sí humanamente. Nunca he pertenecido ni pertenezco a ningún partido político. Soy demasiado liberal.
          
      ¿Es usted de algún modo el precursor del desarrollo vocal hasta alcanzar cotas instrumentales?

       No. Ni mucho menos. En el extranjero ya había gente que lo hacía. En España lo hacía gente de mi generación, como Luis de Pablo.

    ¿Puede llegar el momento en que la música electrónica sustituya a las grandes orquestas?

     No. La música electrónica tiene sus características. Evidentemente podría interpretar la Quinta Sinfonía de Beethoven íntegramente con una serie de máquinas, pero sería erróneo, vulgarizaría la Obra. La enorme equivocación de la música electrónica consiste en imitar o sustituir a los instrumentos clásicos.

        ¿Le ha sucedido alguna vez el no estar de acuerdo con la ejecución de algunas de sus obras?

    Sí. Me ha sucedido muchas veces. Lógicamente hay buenos y malos intérpretes.

     ¿Hasta qué punto han influido sus tíos Rodolfo y Ernesto en su creatividad musical?

           Han tenido una influencia lejana. Francamente ha sido muy poca.

           Strawinsky aflora de algún modo en sus composiciones. ¿Lo llegó a conocer?

         Sí. Es cierto. Strawinsky aparece en alguna de mis obras. Lo llegué a conocer. La verdad es que no lo traté mucho, pero me alegró que se interesase por mi obra cuando yo empezaba y él era ya un extraordinario compositor consumado.

            ¿Por qué el Gaudium et Spes-Beunza no se ha vuelto a tocar en tantos años? ¿Por qué el preestreno en Villafranca?

            Lo cierto es que desde el estreno de la obra hasta el año 1977 tuvo muchos problemas de censura; además, en España, no es que se toquen muy a menudo mis obras. De todos modos en el extranjero se ha venido tocando con cierta frecuencia.

            Luis Núñez, el Presidente de la Sociedad Filarmónica quería conmemorar el concierto número cien que daba ésta, y se dirigió a mí. Por otro lado, estábamos preparando el estreno de la Obra en Madrid; de este modo sirvió como ensayo general para el Coro Universitario de León.

No hay comentarios:

Publicar un comentario