miércoles, 19 de mayo de 2021

Un disco sobresaliente para un año convulso

    Cuando Bruce Springsteen publicó en 1980 el quinto álbum de su carrera, titulado The river, posiblemente ya era sabedor de que había parido el primer gran disco de la década. Aunque 1980 ya había alumbrado obras como Back in black de AC/DC, Closer de Joy Division, o los discos debut de Iron Maiden y Pretenders, que llevaban en sus carátulas idéntico título, el disco doble compuesto por el Boss era algo especial.
  
     En 1978 Springsteen había publicado The darkness on the egge of town tras ímprobos esfuerzos y tres años de silencio forzado, después del apoteósico recibimiento de su tercer y consagratorio trabajo, Born to run. Este, paradojas del destino, supondría la ruptura con su representante y amigo Mike Appel. A cambio de volver a publicar y que este renunciase a su representación, debió desenbolsar una importante cantidad de dinero que le dejaría casi sin blanca. Todo aquel litigio que se desarrolló en paralelo a la gira de promoción del Born to run por EE.UU., influiría decisivamente en sus posteriores composiciones. Temas más oscuros, sin la inocencia de los anteriores, pero más elaborados, fueron la base de The darkness on the egge of town, transmitiéndose esa suerte de melancolía a algunos de los veinte temas que integran The river, si bien con menos dramatismo.

   
   
En su autobiografía, traducida por Ignacio Juliá, Springsteen dice al respecto del nuevo disco: <<Tras la seriedad implacable de The darkness, quería que las canciones escogidas tuvieran un rango emocional de mayor flexibilidad. Además de gravedad, nuestros conciertos abundaban en diversión, y esta vez iba a asegurarme de que ese factor no se perdiera>>. Más adelante admite que: <<Tras algún tiempo de grabación, preparamos un álbum sencillo y lo entregamos a la compañía discográfica. Consistía de una primera cara con The ties that bind, Cindy, hungry heart, Stolen car, Be true; y una segunda con The river, You can look (but you better not touch), The price you pay, I wanna marry you y Loose ends>>. Más adelante confiesa no estar satisfecho con el resultado final de esos diez temas (algunos como Cindy, Be true o Loose ends serían descartados finalmente), al respecto dice: <<Quería algo que solo pudiese provenir de mi voz, informado por la geografía externa e interna de mi propia experiencia. El álbum sencillo The river que había entregado no nos llevaba a ese lugar, así que volvimos a meternos en el estudio.


      Bruce Springsteen volvió a encerrarse en el estudio para grabar durante otro año más, hasta componer un racimo de temas fantásticos que terminarían por completar uno de los discos dobles más importantes en la historia del Rock, y no tan formal ni sombrío como su predecesor. Claro que para ello contó con la inestimable calidad y saber estar de la E Street Band. A propósito de sus acompañantes de toda una vida musical, Bruce decía: <<Es el álbum en el que la E Street Band llegaría a su máxima expresión, logrando el perfecto equilibrio entre una banda de garaje y el profesionalismo que se requiere para hacer buenos discos>>. Para el recuerdo y entre surcos quedó el trabajo impagable de sus integrantes, o sea: Roy Bittan al piano y teclados, Steven Van Zandt a la guitarra, Clarence Clemons al saxofón, Garry Tallent al bajo y Max Weinberg a la batería.

   
    En la memoria colectiva de millones de seguidores quedan composiciones elaboradas durante una segunda tanda muy fructífera. Para ello, encerrado durante cientos de horas, madrugadas incluidas; mezclas, mezclas y más mezclas; y rodeado de micrófonos diseminados a lo largo y ancho del estudio, el de New Jersey fue dando sentido a lo que estaba persiguiendo, hasta conseguir el sonido épico que destila este trabajo maravilloso. Al escuchar temas como Sherry darling, Jackson cage, Two hearts, Independence day, Out in the street, Point black, Cadillac ranch, I'm a rocker, Ramrod o Drive all night, uno se da cuenta de estar enfrentándose a algo genial, una colección de veinte temas sin que ninguno de ellos desmerezca.

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