sábado, 14 de marzo de 2015

A MEDIO GAS

  De gratísima se puede calificar la lectura de esta novela escrita por Manolo García Álvarez. A medio gas es un compendio certero del tiempo presente, donde se dan la mano el apresuramiento y la fugacidad, el individualismo y las ansias de triunfo a cualquier precio, también lo banal y la levedad; A medio gas es la bofetada perfecta, un crochet impactando en mitad de nuestra conciencia adocenada.

  Para quien se sumerja en las páginas de este libro -algo, se mire por donde se mire, muy recomendable-, puede suponer un soplo de aire fresco, dado que el autor, más allá de su intencionalidad de hacer pasar un rato de entretenimiento a sus lectores, plantea algo más profundo y que debería hacernos recapacitar, como es el devenir de nuestras propias vidas. ¿Realmente estamos satisfechos de nuestra existencia? ¿Estaríamos dispuestos a dimitir de nosotros mismos a cambio de otra vida más útil? Óscar, el protagonista de A medio gas, pertenece a la fauna de los conformistas y mediocres, sin que de momento se haya atrevido a romper con su anodina pareja o con una madre vengativa dispuesta a hacer la puñeta, incapaz de renunciar a unos amigos insoportables o al trabajo nada enriquecedor.

  En ocasiones, alguien decepcionado de sí mismo, da con la espita adecuada para romper con su antigua vida e iniciar otra nueva más auténtica. En el caso de Óscar hay un accidente llamado pollo al chilindrón y que viene desde el aire, golpeándole, mejor dicho, zarandeándole la cabeza hasta hacer de él un hombre nuevo, resolutivo, audaz. A ese cambio contribuye la irrupción de un mago o prestidigitador en el lugar del accidente y que atiende por el nombre de Darío, un hombre que hace tiempo se ha desligado de cualquier tipo de mediocridad.

  Sin ningún género de dudas A medio gas es una lectura muy recomendable. Mi más sincera enhorabuena al autor.

No hay comentarios:

Publicar un comentario