domingo, 29 de diciembre de 2024
El accidente
Etiquetas:
Relatos de Julio Mauriz en audio. Podcast
lunes, 23 de diciembre de 2024
¡Feliz Navidad!
Un año más se apaga con el mismo apresuramiento que las ciudades y los hogares se afanan en alumbrar desde semanas antes las eternas noches del otoño, pretendiendo tal vez abrazar la esperanza efímera de iluminar el año a punto de nacer, para convertirlo de una vez por todas en 365 días de ensueño que hagan olvidar los 366 precedentes; aunque pronto, antes de que se nos eche la primavera encima, descubramos con resignación que las ilusiones circulan por un carril paralelo al de la cruda realidad. Pero, como solemos decir cuando las circunstancias son adversas, que nos quiten lo bailado; y digo yo, y lo cantado, comido, bebido, comprado, regalado, viajado, dormido, leído o felicitado. Y habando de esto último ahí va mi felicitación tan poco original, si bien sincera: Disfrutad tod@s de estos pocos días que quedan para finiquitar el año, y desearos para el 2025 lo mejor, viviendo cada pequeño momento como si fuera el último de nuestra vida, y siempre con una sonrisa, con una ilusión por concretar, porque, a fin de cuentas, ¿Qué es para ti la Navidad? Podeis escuchar este breve relato en el podcast de la Cadena Ser.
Etiquetas:
NAVIDAD,
Relatos de Julio Mauriz en audio. Podcast
jueves, 19 de diciembre de 2024
Mi abuelo
Cada año, desde 1996, tengo la irreprimible costumbre de escribir un relato o cuento ambientado en la Navidad. El motivo no lo sé. Supongo que es una manía como otra cualquiera; como si fuera, por decir alguna cosa, un encargo de algún desconocido a completar antes de la fecha límite. En 2010 comcluía ese cometido apelando a un diálogo escueto y desabrido entre el abuelo y su nieto en tiempo de celebraciones. Ahora ha pasado a formar parte del podcast de La Isla de los Oyentes, de Radio Menorca Cadena Ser. Espero que os agrade.
Etiquetas:
Relatos de Julio Mauriz en audio. Podcast
lunes, 16 de diciembre de 2024
Patria, un prodigio de la equidistancia
Hay libros que se tejen como hacían nuestras madres con los antiguos jerseys de lana: poco a poco, sin prisas, para no destejer una manga, o la zona de una sisa, por culpa de las prisas, o el exceso de la monotonía. Así actuaron Cela con La Colmena, Roberto Bolaño para componer Los detectives salvajes, Bernardo Atxaga para su ingenioso Obabakoak, o García Márquez para completar la extensa El amor en los tiempos del cólera. Y es que todos ellos, si bien desde distintos enfoques narrativos, buscaron la excelencia a partir de pequeñas historias o llamaradas controladas, que por si solas parecen una suerte de islitas con mínima sustancia, pero hilvanadas todas ellas, unas con otras, adquieren una dimensión formidable e impensada, solidifando el terreno hasta crear una nueva geografía juiciosa. Es esa crónica que sin seguir el orden consecutivo de los sucesos se ve como un rompecabezas difícil de resolver; y no obstante, no solo acaba felizmente, sino que, al tiempo que vamos colocando cada pieza en el hueco correspondiente, comprendemos con más nitidez el mensaje del autor.
Patria (2016), fue el gran acontecimiento literario de aquel año, elevando a Fernando Aramburu al Olimpo, convirtiéndose en uno de los escritores más leído a partir de su monumental novela. Y es que P. es, en mi modesta opinión, el mejor tratado, o ensayo (sin serlo) que se haya escrito jamás en torno a ETA y el denominado "conflicto vasco". Aramburu se sirve de retazos sencillos de la vida de dos familias, antes amistadas, para componer un recorrido de ida y vuelta en torno a la violencia y sus consecuencias en el entorno de un pueblo pequeño del País Vasco, un lugar donde todos se conocen, por desgracia. El gran acierto de esta novela, además de lo antedicho, es su capacidad de análisis, dejando que la historia no se decante por el blanco o el negro, sino que los tonos grises vayan matizando el desarrollo de los acontecimientos, dejando claro, eso sí, que la violencia es el peor atajo, un atajo que no lleva a ninguna parte.
Tan brillante como la exposición de los hechos -a partir del asesinato de uno de los protagonistas a manos de ETA-, es el perfil psicológico que Aramburu hace de cada uno de los personajes que transitan por sus páginas. A medida que se avanza en la lectura, uno termina entendiendo los comportamientos de Bittori (la viuda de Txato, el asesinado por la banda terrorista), o de Miren (madre de un terrorista). Antes de integrarse el hijo en ETA, ambas eran amigas íntimas. Pero no menos atrayentes son las personalidades de Joxe Mari (el terrorista), Joxian (marido de Miren y padre de Joxe Mari), y del resto que discurren por las páginas de la novela.
Son los años del plomo. Las familias compuestas por Bittori-Txato (ricos) y Miren-Joxian (no tanto), con sus respectivos hijos, son íntimas, como uña y carne, hasta que Joxe Mari entre en ETA. A partir de ese momento dejan de hablarse. Tambien en el pueblo hacen de menos al empresario y su esposa. Un día como otro cualquiera, el empresario Txato es asesinado por ETA, al no cumplir con el impuesto revolucionario. Bittori abandona entonces el pueblo para irse a vivir lejos. Cuando ETA deja las armas en 2011, Bittori regresa al pueblo. A ella le asalta la duda de si Joxe Mari fue quien mató a su marido, pues el día del asesinato se le vio por el pueblo, incluso Txato llegó a intercambiar unas palabras con él solo unas horas antes de ser asesinado. Una vez que Joxe Mari es encarcelado, Bittori (gravemente enferma) solo desea dos cosas antes de dejar este mundo: saber si fue él quien disparó a su marido, y conseguir que el hijo de Miren le pida perdón.
En resumidas cuentas, estamos ante una obra capital de la literatura española del presente siglo, escrita además con una insultante sencillez, algo aún más meritorio teniendo en cuenta el resultado final: sobresaliente desde cualquier punto de vista. De verdad que merece ser leída.
Suscribirse a:
Entradas (Atom)