viernes, 25 de marzo de 2022

Antes de los años terribles

 
¿Quién se esconde tras el nombre de Víctor del Árbol? Muchos diréis que es el autor de la novela, La víspera de casi todo, (Premio Nadal de 2016), yo ni eso, pues nada había leído de él, hasta ahora. 

  Si digo que sus padres eran inmigrantes y pobres, que entró a estudiar en un seminario a los catorce años, que abandonó el arrebato de ser cura por amor, que cursó Historia en la Universidad de Barcelona, que se desempeñó durante casi veinte años como mosso d'escuadra y que además tiene publicadas once novelas, casi todos estaremos de acuerdo en su capacidad de abarcar múltiples tareas. Pero seguramente ninguna mejor que la de escribir narrativa.

 

  Antes de los años terribles yo era un niño feliz en ese lugar. La felicidad parecía el estado natural de la vida, algo tan obvio como que cada mañana salía el sol. Los primeros rayos de luz se colaban entre las ramas de palma del techo aquella mañana en la que todo empezó a cambiar. (Fragmento de la novela).


  Este pasaje nos da un poco la pista de las dramáticas vivencias por las que el narrador nos introduce en el universo de Isaías, un emigrante ugandés, asentado en la Barcelona de 2017, viviendo en pareja con una española, y propietario una tienda para reparar bicicletas. No obstante, a pesar de disfrutar de una vida normal, esconde en lo más recóndito de su ser el secreto de una supervivencia milagrosa y nada edificante; un secreto oculto también a la mujer embarazada. Pero esa etapa en la África más profunda, durante la Guerra Civil en Uganda, aún no se ha cerrado, o se ha cerrado en falso.

  La excusa para regresar a su país de origen es la celebración de una conferencia. En el fondo su discurso no deja de ser un señuelo para que se adentre de nuevo en las tinieblas de los años terribles. Como otros muchos chavales de aquel entonces, él es capturado a los doce años para convertirlo en uno más de los niños soldado del Ejército de Resistencia del Señor, comandado por el sanguinario Joseph Kony. El grupo terrorista paramilitar borraba de un plumazo los años felices del niño, adiestrándolo por la fuerza en la barbarie de la sangre, hasta transformarlo en un criminal más sin ser consciente por completo de ello debido a su corta edad.


  A pesar de la dureza de algunos de sus pasajes, Víctor del Árbol nos describe con maestría y un lenguaje directo, las peripecias de un niño arrebatado por la fuerza en un tiempo no tan lejano y que aún es presente en Uganda, si bien de manera residual; una etapa inenarrable donde las huestes de Kony han llegado a secuestrar a 30.000 niños y niñas -otras fuentes hablan incluso de más de 60.000- para convertirlos en soldados y/o esclavos sexuales.


  La novela no tiene desperdicio y es una enorme oportunidad, no ya solo de disfrutar con la narrativa del barcelones nacido en 1968, sino de conocer otras realidades, como es la de Uganda en los últimos tiempos.  


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