domingo, 24 de mayo de 2020

Los miserables (1862)

LOS LIBROS DEL CONFINAMIENTO (9)


Párrafo correspondiente al Libro Sèptimo: "La última gota del cáliz de la amargura".


  <<Todos hemos tenido momentos así; momentos de confusión en que las ideas se dispersan, y en que decimos lo primero que se nos ocurre, y que no es siempre lo más oportuno. Hay revelaciones repentinas que no se pueden resistir, y que embriagan como un vino funesto. Mario estaba atónito con la nueva situación que ante él surgía, y se puso a hablar a aquel hombre como si se tratase de una persona impulsada por el odio a hacerle tal confesión.


  >-Pero, en fin -exclamó-, por qué me decís todo esto? ¿Quién os obligaba a descubrir el arcano de vuestra vida? Podíais guardároslo. Nadie os ha denunciado. No se os persigue. No se sabe de vuestro paradero. Sin duda tenéis alguna razón que os mueve a poneros así de manifiesto. Acabad. Hay más aquí de lo que aparece. ¿Por qué me habéis hecho esa revelación? ¿Qué motivo os ha inducido a ello?


  >-¿Qué motivo? -respondío Juan Valjean con una voz tan baja y tan sorda, que se hubiera dicho hablaba consigo mismo más bien que con Mario-. ¿Qué motivo ha obligado al presidiario a decir: soy un presidiario? Pues bien, el motivo es extraño, en efecto. Me ha inducido a ello la honradez. Mi mayor desgracia, sabedlo, es un hilo que está prendido en mi corazón, y con ligadura fuertísima. Esos hilos nunca son más sólidos que cuando uno es viejo. Toda la vida se quiebra en derredor; ellos resisten. Si hubiera podido arrancar ese hilo, romperlo, desatar el nudo o cortarlo...>>

(Traducción de Nemesio Fernández Cuesta)



  Los miserables es la obra cumbre del francés Víctor Hugo, una novela escrita en 1862 y que refleja como muy pocas, el estado de postración y miseria en que permanecía buena parte de la sociedad francesa de la primera mitad del Siglo XIX. Los miserables es muchas cosas, pero fundamentalmente es un alegato en contra de la pena capital. A lo largo y ancho de las más de 1300 páginas, Hugo nos cuenta de manera pormenorizada, las gracias y desventuras, abundando más estas últimas, de la vida de Jean Valjean, desde los episodios iniciales, cuando se hace cargo de la manutención de la niña Cossette, hasta el fin de sus días, cuando en el lecho de muerte se reconcilia con ella y con Marius.


  La novela es un prodigio narrativo de primer orden, haciendo que el lector sienta una compasión inusitada por el protagonista y un desprecio absoluto por quienes le hacen la vida imposible. Llena de una gran dosis de reflexiones y filosofía, el final me parece sublime y acorde a los cánones del periodo romántico, con la redención, si a la muerte se le puede dar ese calificativo, del protagonista Jean Valjean.

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